Ser periodista no es sólo informar, sino hacerlo bien. La deontología profesional, por ello, es más importante de lo que parece. En primer lugar, no hay investigación sin documentación, por eso es tan importante esta última para cualquier periodista; la documentación será elemental para redactar cualquier información con un mínimo de calidad. Esto nos lleva también a ver la importancia de la verificación de la información y la utilización de fuentes cotejadas, que evitarán que nuestras noticias, reportajes o artículos sean erróneos. Si en todo caso, se diera algún error en ellos, debemos saber rectificar a tiempo, pero de cualquier forma, debemos ser prudentes a la hora de utilizar una información; la mayoría de las veces, no por tener una noticia diez minutos antes que los demás será mejor, y eso parece estar olvidándose en la actualidad.
Otra cosa que dice mucho a favor de un periodista es saber valorar la información al margen de las ideologías, otro de los puntos flacos de la prensa actual. Cada uno puede pensar lo que quiera, por supuesto, pero a la hora de ofrecer una información, -digo información, no opinión - se debe ser objetivo, porque de lo contrario, aquel que lea o escuche esa información, no se creará, en muchos casos, una opinión propia, sino que pensará lo que el periodista quiere que piense. Por otra parte, lo que marca a un periodista es su estilo. Si logra tener un buen estilo periodístico propio, la gente lo buscará por su nombre, pues sabrá que la información que les ofrece es objetiva y fruto de un trabajo periodístico digno de confianza.
Para inspirar esa confianza, también se debe tener en cuenta el ‘vértigo profesional’, es decir, ofrecer la información que puede interesar a la sociedad haciendo caso omiso de cualquiera que intente que permanezca oculta, sin miedo a enfrentarse, incluso, a "personajes" importantes. De igual manera, se debe ser ‘todoterreno’, es decir, ser capaz de cubrir una noticia de cualquier ámbito, en cualquier lugar. No debemos, ni podemos, dejar que un tema distinto al que solemos tratar reduzca la calidad de la información que ofrecemos. Todo esto no traerá solo prestigio al periodista, sino que le permitirá, a la larga, trabajar en lo que más le guste aunque, por descontado, seguirá teniendo las mismas obligaciones.
¿Tan difícil es ser PERIODISTA, en mayúsculas, y no una marioneta de unos intereses?
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