Se pasan la vida diciéndote que hay cosas que, hasta que no las vives, no las entiendes. Se pasan el tiempo recordándote que hay que tener experiencia para esto, para aquello, para lo de más allá. Y te pasas la vida pensando que no llegas, que todo está sobrevalorado, que el instinto, las ganas, el impulso, la creatividad, el ingenio, no son menos importantes, y tener menos años a las espaldas no significa que no puedas hacer lo mismo que otra persona, o incluso más en ocasiones.
La falta de experiencia nunca me ha echado atrás, al contrario, siempre he utilizado esa máxima como forma de marcarme nuevos retos, nuevas metas, cada vez más difíciles, en todos los aspectos de la vida. Y no me ha ido mal. O eso creo.
Y llevo mucho tiempo (más del que me gusta reconocer) pensando en la necesidad de un cambio de ciclo, de volcar mis expectativas y esfuerzos en algo mejor. No significa que rompa con todo y deje de hacer lo que hacía, sino en encontrar una chispa, un algo más, que no sirva sólo para estar donde estoy, sino para seguir adelante.
Como siempre, de repente la vida te sorprende. Te sale al paso y te sobresalta. El pulso se acelera porque no te preparaste para lo que viene. O sí. O quizá nadie esté nunca preparado. Qué importa. No es la primera vez que me pongo a hacer veinte cosas a la vez y hasta el momento he podido con ellas. Hasta ahora, sé dónde están mis límites. Así que ahí estás, después de todo, en medio de una vorágine de cambios, de pensamientos nuevos, de sensaciones que se han plantado de frente sin avisar.
¿Y ahora qué?
No es momento de cambios, sino de adaptaciones.
Se acabó entender y asentir. Toca comprender, avanzar, descubrir, crear experiencia. Vivir.
Por tanto, no dejo nada atrás, pero comienzo nuevos retos en la investigación (que tanto me gusta), en nuevos ámbitos en los que me encuentro mejor, además de nuevos retos personales que amenazan llenos de obstáculos. Y no lo digo como algo malo. Adoro los obstáculos.
Ahora toca demostrar hasta dónde puedo llegar y avanzar por este nuevo camino. Xe, y también comer huevos...
Mientras tanto... este pequeño espacio
No es la primera vez que me echo las manos a la cabeza y digo ¡cómo puede haber pasado tanto tiempo sin escribir aquí! Lo sé. Mea culpa. Quizá he perdido la perspectiva de lo que pretendía ser este blog, y de ahí que las palabras lleguen con cuentagotas a este espacio. A nadie se le escapa que las visitas han ido a menos y a menos y a menos... algo lógico, si no hay nada que leer.
Intenté encajar periodismo y literatura, con entrevistas, reportajes y relatos. En cuanto a lo último, la verdad es que Twitter le ha hecho mucho daño a este blog. Para expresar ideas fugaces y reflexiones no se necesitan más de 140 palabras (con @Kehyna tengo suficiente para resarcirme). Respecto a lo primero, por las circunstancias actuales de mi trabajo, aunque me dedique a la comunicación, ya no suelo hacer entrevistas y reportajes a la usanza. Y mira que las echo de menos. Sin ellas, no tengo el contenido que me gustaría para compartir.
En cualquier caso, este ha dejado de ser un blog especializado, o cercano a ello al menos. Ahí va mi propósito de que lo sea, aunque no prometo que sea lo que esperáis. Igual es mejor así. Y no podéis evitar que de vez en cuando desvaríe aprovechando la posibilidad que me da este medio.
Venga, dejémonos de cháchara y vamos a saltar obstáculos.
Que todavía siga vivo ya es un milagro! ;)
ResponderEliminarCierto! He tenido que aplicarle la RCP varias veces, pero aquí sigue ;)
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