Aunque a lo largo de la historia hemos oído hablar de muchos delincuentes como Asesinos en Serie, la realidad es que el concepto "asesino en serie" no se acuñó hasta los años 70, (Casi 100 años después de los famosos asesinatos de Jack el Destripador, por ejemplo). Fue un perfilador del FBI, Robert Ressler, quien utilizó por primera vez el término asesino en serie para referirse a los que hasta el momento habían sido llamados “asesinos de extraños”.
Aunque hay diversas teorías sobre qué se debe considerar un asesino en serie, hoy en día se considera como tal cuando existen tres o más víctimas, con una importante diferencia respecto a otros tipos de asesinos, y es que los asesinos en serie no matan de forma continua, es decir, existe un periodo que podría llamarse de enfriamiento entre una muerte y otra. Este tipo de criminales suele llevarse algo de “recuerdo” de cada una de sus víctimas que, por otro lado, suelen ser parecidas entre sí, es decir, tienen rasgos similares, ya sean por la edad, por la fisionomía o por su profesión, por ejemplo.
Con todo, lo que caracteriza a todos los asesinos en serie es que el asesino y la víctima no suelen conocerse, y suelen ser crímenes premeditados. Además, se considera que el asesino en serie continúa matando hasta que se le detiene.
Si intentamos relacionar todas estas características con la historia de Jack el Destripador (aprovechando que nos ha ocupado el podcast de esta semana), todas las características concuerdan con su historia. Con una diferencia: en aquel caso, al asesino no se le detuvo, y sin embargo, los crímenes cesaron. Lo más llamativo es que haciendo un repaso a la lista de sospechosos, encontramos que todos ellos tienen un motivo para dejar de asesinar: uno se fue del país, otro fue internado en un centro psiquiátrico, algunos de ellos murieron justo después de los asesinatos… en definitiva, todos los que podían haber sido los asesinos de las cinco mujeres de Whitechapel desaparecieron de Londres, por un motivo u otro, justo después del último asesinato.
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