Por supuesto, Internet es sinónimo de interacción, inmediatez, flexibilidad, e incluso unión social (el término no es mío, me lo he apropiado de una compañera del curso, porque me pareció que define muy bien lo que es el 2.0). Pero no nos mintamos, Internet no tiene mayor cobertura que los medios tradicionales. Lo que sí tiene, y no es una característica nada despreciable, es la capacidad de llegar a cualquier persona en cualquier lugar del mundo.
Un medio tradicional, local, por ejemplo, llega a la localidad de la que parte y punto. Un medio nacional, al país. A veces incluso a algún otro estado, pero de forma puntual. Pero Internet llega a todo. La web de ese periódico local no la lee sólo alguien que viva en ese lugar, sino que cualquier persona, desde la otra punta del planeta, puede acceder a él.
Eso, se une a la velocidad de vértigo a la que se está implantando Internet en la sociedad. A nadie se le escapa ya que la rapidez a la que el 2.0 está creciendo nada tiene que ver con la velocidad a la que se implantó la televisión, la radio o la prensa escrita. En tan sólo unos años, se ha consolidado y va ganando audiencia a ojos vista. Puede ser que, como digo, algunos medios tradicionales lo sobrepasen a nivel de número de usuarios, pero comparando los años que llevan esos medios tradicionales en nuestras vidas, con los que lleva Internet... sobran las palabras. De ahí mi curiosidad.
Por todo ello, para cualquier estrategia de marketing, comunicación y, de forma más global, para cualquier estrategia empresarial, actualmente hay valorar - y mucho- el alcance que puede llegar a tener la información que hay en la Red. De ahí mi interés.
Para acabar, aunque ya puse el enlace hace tiempo, quiero volver a recomendar un vídeo sobre cómo ha cambiado, está cambiando y cambiará nuestra vida desde que apareció en ella Internet. Y eso a pesar de que Internet cambia, y muy rápido.
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