#microrrelato...
... o no.
Se encendió la luz, pero no veía nada. Miró al vacío. Parece que era lo único que quedaba. O todo lo que tenía.
No encontró nada, pero no porque no estuviera. Simplemente era incapaz de ver qué había allá abajo.
Se preguntó qué había pasado, por qué le afectaba tanto esa mirada por la noche, en la oscuridad.
Se preguntó porqué buscaba un guiño entre la multitud, si sólo formaba parte de una vida paralela, allá por donde andan los sueños.
Se preguntó por qué se colaba en sus pesadillas, por qué escuchaba su risa, si nunca lo había visto, si nunca lo había oído. Cómo podía saber quién era al cerrar los ojos.
Acostumbrado a tenerlo todo, el fondo del abismo parecía muy lejano para ir a por algo que no sabía si realmente existía.
Al escoger, por fin, un camino diferente para intentar bajar, un estallido de luz y ruido le hizo comprender que a veces se está despierto cuando se duerme, y se sueña con los ojos abiertos. Y no siempre elegimos los sueños.
A veces ellos nos persiguen.
Y aprendió que, igual que nunca puedes darte por vencido, nunca puedes confiar en el destino.
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