Harold Frederick Shipman, el Doctor Muerte.
Se considera que el mismo año que se licenció, en 1970, comenzó a trabajar y comenzó a matar. Pero sus asesinatos eran silenciosos. La mayoría de sus víctimas eran y siguieron siendo hasta que fue detenido, mujeres mayores de 75 años con graves problemas de salud que eran pacientes suyas.
En 1975 fue detenido por primera vez, pero no fue por estos sucesos, sino por falsificar documentos para obtener Petidina, un narcótico analgésico del que hacía uso propio y al que estaba enganchado.
Fue en 1977 cuando comenzó a trabajar en Hyde, al noroeste de Inglaterra y su carrera criminal cogió fuerza, pero nadie se percató de sus prácticas asesinas hasta que en 1998 la doctora Linda Reynolds empezó a sospechar del alto índice de mortalidad que había en el centro médico, unido al aumento de incineraciones a mujeres mayores que se estaban realizando en el propio hospital, todas ellas pacientes de Shipman. La doctora aseguraba que este médico estaba matando a sus pacientes, aunque aseguro no estar segura de si era negligencia o intencional. No obstante, denunció la situación y la policía comenzó las investigaciones. El caso era muy sospechoso, pero no lograron encontrar pruebas suficientes y abandonaron el caso.
Sin embargo, como suele ocurrir, el Doctor Muerte cometió un error con su última víctima. Hathleen Grundy, anciana de 81 años con buena salud falleció en junio de 1998 en su casa, tras la visita del doctor. La última voluntad de la mujer, según informó su abogado a la hija de la anciana, fue desheredarla, a ella y a sus nietos, y dejarle toda su fortuna, más de 75 millones de pesetas, a Harold Shipman. Pero la supuesta carta de la mujer se había escrito a máquina y su hija estaba segura de que su madre no tenía máquina de escribir ni sabía utilizarla. Por ello, denunció el suceso y la policía, que estaba esperando nuevas pruebas como agua de mayo, reabrió la investigación contra el doctor Muerte. La autopsia de la mujer señaló restos de morfina. En un registro a la casa del médico, se encontró la máquina de escribir que había sido utilizada para falsificar el documento de la herencia. Tras ello, se exhumaron un total de 12 cadáveres cuya muerte era sospechosa y la cual había sido certificada por Shipman. En todos ellos, se encontraron rastros de morfina en una cantidad suficiente como para provocar una sobredosis. Las investigaciones continuaron, ahora sí, con pruebas más que suficientes, y en 1999 comenzó el juicio por un total de 15 muertes, producidas entre 1995 y 1998.
En 2000, Harold Shipman fue condenado a 15 cadenas perpetuas consecutivas, lo que significaba no salir de la cárcel. La policía, sin embargo, continuó las investigaciones por muertes certificadas por Shipman entre 1975 y 1998 en cuatro centros médicos diferentes.
La realidad es que, durante su carrera, más de 880 pacientes suyos fallecieron, de lo que él mismo certificó 521 muertes, la gran mayoría personas mayores con problemas de salud, lo que hace muy difícil determinar quienes fallecieron realmente por causas naturales y quienes, por la mano del Doctor Muerte.
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