Con el caso del Monstruo de Florencia, como ocurre con otros muchos, surge una pregunta, ¿qué nos ha llevado a pensar que todas esas muertas las podía
haber realizado la misma persona?
Aquí
entra el juego, entre otras cosas, el Modus Operandi. Este
concepto se refiere a la manera en que se ha cometido un crimen, y está
compuesto esencialmente por las conductas del autor del crimen, por sus
elecciones al a hora de matar, por cómo se ha cometido el delito.
El
Modus Operandi puede dar mucha información a los investigadores sobre los
conocimientos del autor de los hechos, sus habilidades o incluso su oficio. Puede evolucionar con el tiempo, “mejorar” o “empeorar”, pero siempre tiene una base común.
Puede componerse de elementos muy diversos: el uso de máscaras durante los
hechos para proteger la identidad del autor, el uso de mordazas para silenciar
a la víctima, el uso de vehículos robados para huir… es decir, puede estar
presente tanto antes como después del crimen, como forma de preparación y huida
respectivamente y, por supuesto, durante el mismo.
No se trata,
en este sentido, de las motivaciones del autor, el por qué está cometiendo esos
delitos, sino que hace referencia a qué método ha utilizado para llevar a cabo
el crimen.
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