Turquía sigue en la sala de espera de Unión Europea mientras que los países integrantes han comenzado ya las negociaciones para su adhesión
Desde que el pasado 3 de Octubre se iniciara la discusión sobre sí Turquía debe pertenecer a la Unión Europea, muchas son las voces que han querido aportar sus argumentos a favor y en contra de dicha integración. Desde luego, a nadie deja indiferente la adhesión de un país con más de 70 millones de habitantes, de los cuales, un 99% son musulmanes y que, a pesar de estar asociado a Europa desde 1963, aún tiene que trabajar para cumplir muchos valores europeos, sobre todo en materia de derechos humanos y libertad de expresión. Indudablemente, tampoco se puede olvidar que lleva 40 años tratando de integrarse a Europa, a pesar de los retrocesos que ha sufrido.
Desde que el pasado 3 de Octubre se iniciara la discusión sobre sí Turquía debe pertenecer a la Unión Europea, muchas son las voces que han querido aportar sus argumentos a favor y en contra de dicha integración. Desde luego, a nadie deja indiferente la adhesión de un país con más de 70 millones de habitantes, de los cuales, un 99% son musulmanes y que, a pesar de estar asociado a Europa desde 1963, aún tiene que trabajar para cumplir muchos valores europeos, sobre todo en materia de derechos humanos y libertad de expresión. Indudablemente, tampoco se puede olvidar que lleva 40 años tratando de integrarse a Europa, a pesar de los retrocesos que ha sufrido.
Las voces favorables a la adhesión del país turco defienden, como Joan Calabuig Rull, Eurodiputado del Grupo Socialista Europeo, que Turquía es miembro de la OTAN desde hace muchos años por su posición geoestratégica; y en cuanto a energías renovables, es una fuente elemental para Europa, lo que la posiciona más cerca de las puertas de la misma. Además el Eurodiputado cree que vale la pena hacer esta apuesta, tal y como afirmó en las II Jornadas de Comunicación y Relaciones Institucionales, celebradas en la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Elche. Como él, Alfonso Díaz–Torres, embajador para la ampliación de la Unión Europea, abogó por Turquía, afirmando que dentro de 15 años, cuando este país pueda ser miembro de la Unión Europea, ni Turquía será la misma, ni la UE tampoco.
Otra voz destacable durante estas Jornadas fue la del jefe de informativos de Punto Radio, Javier Fernández Arribas. Para este periodista, Turquía da la oportunidad de demostrar que un gobierno islamista democrático es posible. Al respecto, Alfonso Díaz-Torres explicó que la última ampliación, en la que diez nuevos países ingresaron en la Unión, fue tratada como la "reunificación de Europa", Sin embargo, cuando se plantea el caso turco, aparecen más interrogantes.
De algunos de esos interrogantes nos habló Diego Carcedo, periodista de TVE, debido a que con esta nueva adhesión se plantean dónde están los límites de la UE, tanto en lo referente a fronteras geográficas como culturales y lingüísticas. Por otra parte, también sentenció que la ampliación de Europa se está llevando a cabo desviando la mirada de otros asuntos cruciales para la cohesión y funcionamiento de la UE, lo que supone que, cada vez más, Europa se vea solamente como fuente de ayudas económicas, sin compartir los valores europeos.
Mucho más crítico con este posible nuevo miembro de la UE estuvo Carlos Flores Juberías. Este politólogo y profesor de ciencias políticas de la Universidad de Valencia advirtió que Turquía está experimentando un cambio muy positivo, pero son cambios muy recientes, que aún no se han consolidado. Los intereses que se tienen hacia Turquía, como el mismo explicó, son creencias infundadas que tratan de demostrar que somos capaces de tender un puente a la civilización islámica e integrarnos, dando ejemplo a los demás países islámicos; pero olvidamos que Turquía no es la representación de los países islámicos, sino la excepción de estos. "Creo en la igualdad de los hombres, pero no en la igualdad de las civilizaciones", fueron las palabras expresadas por Carlos Flores para sintetizar este hecho.
Una de las principales preocupaciones compartidas por casi todos los ponentes de las II Jornadas de Comunicación y Relaciones Institucionales, fueron las raíces cristianas de la UE que se contraponen a la tradición islámica de Turquía. En lugares como ese, manifestó Alfonso Rojo, director de Periodista digital y columnista de ABC, desgraciadamente, terrorismo y religión están unidos, “y cuando en un país así se convocan elecciones democráticas, suelen ganar los más radicales”. Para Javier Fernández Arribas, además, el caso turco está condicionado por el Islam, que no es una religión, si no una forma de vida.
Dejando de lado los condicionantes que se le están poniendo a este país para su entrada, Europa tiene que tener en cuenta el riesgo de "morir de éxito" debido a la continua ampliación que se está viviendo. No obstante la sala de espera de Europa tendrá como ocupante a Turquía durante 10 o 15 años antes de dar una respuesta.
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