3 de Mayo. Día mundial de la libertad de prensa. Los carteles de la Universidad anunciaban la conferencia de Ali Lmrabet, periodista vetado para ejercer su profesión en Marruecos, simplemente, por decir la verdad sobre el régimen marroquí en público. Nadie podía esperar que aquello se convirtiera en el cierre de una jornada cargada de simbolismo.
Lo primero que se encontraba uno, de buena mañana, era un ordenador, en cuya pantalla brillaban tres palabras: "Reporteros sin fronteras". Sin embargo, no lograron captar toda la atención que se pretendía. Si buscasen huellas, encontrarían las de dos o tres personas, y una de ellas, sería el que lo había instalado. La gente se limitaba a decir "qué curioso" y pasaba de largo.
Más adelante, una plaga de carteles llenaba las paredes del edificio. Datos de periodistas asesinados, secuestrados o encarcelados en distintos puntos del planeta daban una imagen escalofriante de la represión a la que se somete la prensa en general en todo el mundo. Para darle más autoridad al evento, se podían leer frases de periodistas como Alfonso Rojo, Eva Domínguez o Carmelo Jordá, entre otros, firmadas por ellos mismos, en defensa de la libertad de opinión, pero también de sus límites éticos. Durante toda la tarde, grupos de alumnos, no sólo de periodismo, se arremolinaron alrededor de esos carteles, al son de "One night" de U2, que sonaba en una televisión donde se proyectaban imágenes que narraban la represión que sufre la prensa. Si bien es verdad que no hubo nadie que se quedara a ver el vídeo hasta el final, a pesar de que se repetía una y otra vez, se oyeron voces que preguntaban sobre él, interesados por la historia que se contaban unas imágenes solo acompañadas de música, e incluso se pudo escuchar un espontáneo "yo quiero una copia" que arrancó alguna que otra sonrisa.
Sin duda, el momento más simpático de la tarde fueron las caras de los alumnos cuando un grupo de actores, haciéndose pasar por represores de la libertad de opinión, irrumpieron sin ningún miramiento en las clases, pistola en mano y defendiendo su postura represiva, cogiéndolos desprevenidos. Incluso algún profesor, a pesar de estar al tanto de las actividades preparadas para tan señalado día, se llevó un buen susto.
La guinda del pastel, sin embargo, fue la quema de periódicos que, de forma simbólica, se llevó a cabo en el patio de la universidad como protesta contra la represión que la prensa sufre en muchos países. El propio Ali Lmrabet, que pronunciaría su conferencia tan solo dos horas después, se acercó a la pequeña hoguera con un periódico en la mano y una sonrisa en la cara, dispuesto a hacer arder los recuerdos de su propia experiencia. Con los ojos curiosos de alumnos, profesores y periodistas que vinieron de fuera, decenas de periódicos gritaron con su voz en forma de llamas, su defensa a la libertad de prensa.
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