martes, junio 20, 2006

Diego Miralles, reportero de guerra, "QUIEN DIGA QUE NO HA PASADO MIEDO EN ESTAS SITUACIONES, O NO HA ESTADO O TE ESTÁ ENGAÑANDO"


Desde mediados de los años 80, Diego Miralles, periodista y técnico de origen ilicitano, ha pasado por TVE, Tele 5, Canal 9, Europa Press y TeleElx, donde comenzó su carrera. Actualmente, trabaja en Media Pro, una de las productoras que están teniendo más presencia a nivel internacional, suministrando imágenes e información para la televisión en todo el mundo. Recién llegado de Mauritania e Israel, el ganador de un Ortega y Gasset en la Comunidad Valenciana y de un "12 meses, 12 causas", habló en Elche de su experiencia a lo largo de estos años, en los que ha compartido dificultades con otros periodistas como José Couso o Jon Sistiaga.

Pregunta: ¿Cuándo empezó pensó alguna vez en ser reportero de guerra?
Respuesta:
Esa idea creo que, si se está estudiando eso, se tiene siempre en la cabeza. Hay una parte en la que nos gustaría a todos estar, cubrir, tener presencia, pero luego, el estar ahí no es tan bonito. Gusta, y hay que ir, pero es sacrificado, también.

P: ¿Recompensa el trabajo como periodista?
R: Llega a gustar y es un trabajo que creo que el que lo está estudiando sabe por qué y luego se dará cuenta, de que no tiene desperdicio de ningún tipo. Y no por ser de Elche, que es un pueblo, que está a 400 kilómetros de la capital, de Madrid, se dejará de ser periodista. Por eso recomendaría, que el que está estudiando tire para adelante, porque además, ahora tenéis una cosa más que yo, y es que se puede estudiar sobre el tema, mientras que yo no tuve esa oportunidad.

P: ¿En qué consiste exactamente su trabajo?
R: No solo me dedico al periodismo, sino, principalmente a la parte técnica, que es realmente lo que nunca se ve, lo que nunca sale. Mucho trabajo, si no fuese por los que estamos detrás, no serviría. Ha habido casos que, en Irak, en pleno bombardeo, yo tenía que tener todo dispuesto, la señal abierta para que llegue bien al país, ya sea Rusia, Japón, China… pero el periodista de turno no venía porque estaban cayendo bombas. Pero tú sí que tenías que estar, porque si no hay imágenes no es televisión, es radio.

P: ¿Fue difícil trabajar en Irak?
R: Para empezar, a comodidad que tenemos de un teléfono, que ahora llevamos todos, allí no era algo tan fácil. Cuando llegabas, dabas un listado de números, a los que tenías que llamar. Ese listado lo entregaban a un militar, y al día siguiente te autorizaban a qué teléfonos podías marcar y a qué no. Por otro lado, en Irak, hasta para grabar un árbol tenías que solicitarlo el día anterior, e iba contigo una persona que te decía sí o no. En cada esquina había gente armada que te vigilaba todos los pasos, sobre todo a los que éramos prensa extranjera.

P: ¿Sufrió una censura muy severa en ese país?
R: El censor fue mi sombra durante 23 días, 24 horas. Todo lo que hacía, tenía que pedirle permiso a él antes. Imagina que cada día, cuando vas a trabajar tienes detrás a una persona con un arma que te dice lo que tienes que hacer, y te advierte que, por tu seguridad, no debe salir ninguna imagen de Irak. Así estuve trabajando hasta que me di cuenta que a este hombre le gustaba el güisqui (risas). Por eso empezaron a verse imágenes aquí. Lo curioso de esto es que fue más fácil en Irak, país islámico y en guerra, que yo encontrara güisqui que agua.

P: ¿Notó la diferencia cuando llegaron los americanos?
R: Fue muy curioso que cuando entraron los americanos, el censor desapareció y los americanos me blindaron donde yo estaba transmitiendo porque les interesaba sacar imágenes del país diciendo que habían llegado. Yo salía para fumarme un cigarro y tenía a dos marines pegados a mí para que no me pasara nada.

P: ¿Es fácil no involucrarse en un país en guerra?
R: Cuando vas a un país en guerra o que sufre una catástrofe natural, tienes que tragar saliva y tener muy claro dónde vas y qué vas a hacer, porque tres personas, o cuatro, no podemos ayudar a un país entero, y lo peor que puedes hacer es involucrarte. Y conforme cojas el avión de vuelta, tienes que ir dejando apartado lo que has ido a cubrir, no te puedes poner a pensar en eso, porque si no al final te afecta, y tú tienes que intentar hacer tu trabajo lo más neutral, lo más claro, y enseñar lo que más puedas de lo que está ocurriendo.

P: ¿Se pasa miedo?
R: Quien diga que no ha pasado miedo en estas situaciones, o no ha estado o te está engañando. Pero en una situación como es la del narcotráfico, reportaje que realicé con Jon Sistiaga, es casi peor, porque en las guerras, al fin y al cabo, hay mucha prensa. En el narcotráfico vas solo, y estás luchando con lo que más dinero mueve en todo el mundo.

P: ¿Es importante tener un buen equipo en esas situaciones?
R:
Yo he pasado mucho tiempo hasta que me he formado un equipo de gente que sé que puedo confiar en ellos en cualquier circunstancia. Gente que mirándola de lejos sabes como te va a responder. Una persona que no conozcas y te la lleves a un sitio conflictivo, primero, se puede poner nervioso, y eso puede tirarte el equipo abajo. Y lo segundo, vamos cuatro, como máximo, porque a cuatro personas las puedo sacar de un país, o esconderlas, a seis no, y es importante que con esas cuatro personas se pueda hacer todo el trabajo.

P: ¿Qué supuso para usted el premio Ortega y Gasset?
R:
No quiero más premios así, porque me lo dieron gracias a que murió un amigo. He estado en muchas guerras más y nadie nos ha reconocido nada. El premio Ortega y Gasset, a nivel económico, es muy suculento. Yo el dinero lo doné a la mujer de José Couso. Así que, sinceramente, premios así no quiero más.

P: ¿Cree que la televisión tiene tanto poder de influencia como se dice?
R: La Televisión, como se llega a oír, es el primer poder del mundo. Muchos conflictos que están a la sombra, como el de Burundi, Sierra Leona, el Congo… todos esos conflictos seguirán estando ahí. Estarán hasta que un medio o un movimiento político, decida que eso tenga trascendencia en una cadena.

1 comentario:

  1. Estimado Diego; con mucho pesar por la muerte de un periodista, tengo la inmensa alegria de que se premiara tu labor, te lo mereces, hace años que conozco tu trabajo y siempre me mericó el máximo de los respetos, bien por ti y por tus compañers, desde Uruguay, Julio

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A ver qué me dices, eh? ¡Todo tuyo!