miércoles, junio 14, 2006

"Hay que darles una vida digna, pero hay que anunciar también la dignidad de vivir"


José Luis Sánchez Cases, sacerdote español, relata como se vive la Iglesia en Colombia, uno de los países más pobres y con más violencia de Sudamérica.

En Colombia, uno de los países más violentos de América, aún hay gente que lucha, no solo por dar una vida digna a sus habitantes, sino también por "anunciar la dignidad de vivir". Así afirma José Luis Sánchez Cases, un sacerdote español que lleva más de diez años trabajando en las parroquias más pobres de ese país. "Me fui en esos años de juventud que uno no le tiene miedo al peligro y lo pone todo a la voluntad de Dios, lo asume todo con una visión totalmente distinta y se tiene una vocación muy grande", señalaba José Luis Sánchez.
Este sacerdote empezó con un proceso de evangelización en la parroquia de Pilar de la Horadada, en Alicante, donde entró a formar parte de unas comunidades neocatecumenales. Allí, según afirma, "vi como iba surgiendo en mí la vocación al sacerdocio".
Unos años después de que el papa Juan Pablo II llamase a vocaciones en Santiago de Compostela, José Luis Sánchez entró en el seminario misionero en Medellín, Colombia. En este seminario internacional, "se trata de descubrir que el hombre es igual en todas partes; tendrá su cultura, sus costumbres, su idioma, pero al final, el hombre es hombre donde quiera que esté".
Colombia es uno de los países más violentos de América, por la realidad de la guerrilla, los paramilitares, e incluso la violencia que hay en la misma ciudad. "En Medellín, en un fin de semana, podían haber 500 ó 600 muertos", nos contaba José Luis Sánchez, "es un pueblo que está sufriendo mucho, pero a la vez, tiene un corazón muy abierto".
Sus primeros destinos fueron la cárcel de Bellavista, una cárcel de alto riesgo situada en Medellín, y parroquias bastante conflictivas, con muchas dificultades, debido a la violencia y la pobreza que predominaba en ellas. En Medellín, nos cuenta José Luis, una ciudad con grandes contrastes, "hay muchas parroquias que no hay ni templo, y tus feligreses son cuarenta mil personas".
El futuro de la Iglesia que este sacerdote augura en Sudamérica es mucho mejor que en Europa a pesar de las circunstancias. En América, como él mismo señala, en muchos países, la Iglesia tiene aún un "poder" tanto moral como ético. "El fervor o la manera de vivir la Iglesia en América es como aquí hace cincuenta años".
La sociedad, relataba José Luis, sobre todo en Europa, está viendo como se está atacando a la Iglesia y se le está poniendo a prueba, porque están cambiando los tiempos, y "la Iglesia, aunque digan que es muy retrógrada, se está poniendo al día y se está renovando en muchas cosas". Por ejemplo, señalaba José Luis, los sacerdotes más jóvenes tienen una mentalidad más abierta para poder llegar a la gente. "La Iglesia ha visto que hace falta un nuevo estilo de presbítero; los presbíteros que están saliendo jóvenes no son los mismos que hace cuarenta años".
José Luis analiza también las circunstancias que se viven en Costa Rica, país en el que está trabajando actualmente. A pesar de ser un país culturalmente muy parecido a Colombia, "el costarricense tiene otra mentalidad diferente a la colombiana, porque el costarricense no ha sufrido tanta violencia". Su misión en la parroquia La Sagrada Familia en la que lleva ya un año, es "valorizar un poquito el sentido de familia". "Se puede vivir en un país pobre, se puede ser feliz, se puede tener una familia", concluyó el sacerdote.

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