domingo, febrero 25, 2018

Una historia de venenos

El veneno es un recurso muy utilizado en la historia criminal, de hecho, ha sido utilizado por el hombre desde el 4.500 a.C, con propósitos muy distintos: la caza, la medicina, incluso la tecnología ha hecho uso de los mismos para avanzar. Antes del Imperio Romano, el veneno solo se utilizaba para las presa de caza, pero fue en aquella época cuando ciertas personas comenzaron a aplicarlo para tomarse la venganza por su mano con los que ellos consideraban oponentes, fueran políticos, económicos o de cualquier clase. En concreto, los primeros envenenamientos de persona se registran en el 331 a.C.

En la Edad Media llegaron a considerarse estas prácticas como arte. Y también fue en aquella época cuando comenzaron a aparecer antídotos. Desde entonces, las toxinas utilizadas para acabar con vidas propia y ajenas han ido evolucionando.

Pero realicemos un rápido repaso por los venenos más utilizados:

Quizá el más conocido sea el arsénico, muy utilizado porque deja poco rastro y es extremadamente tóxico. La muerte más famosa por Arsénico es la de Napoleón Bonaparte, y aunque no se cita directamente, es también el veneno que aparece en la novela El Nombre De la Rosa, de Umberto Eco.

Pasamos a la toxina botulínica, una neurotoxina elaborada por una bacteria que produce el botulismo y, con ella, parálisis muscular progresiva, hasta la muerte. Sin embargo, como todo es cuestión de cantidades, lo más llamativo de esta toxina es que se utiliza para tratar ciertas enfermedades neurológicas que causan hiperactividad muscular.

El cianuro, utilizado por el asesino del Tylenol, es mas fácil de encontrar, porque forma parte de algunos microorganismos, insectos e incluso plantas, y esta presente de forma natural en almendras, nueces y castañas, además de en las semillas de algunas frutas, como los melocotones, las ciruelas o los albaricoques. Con la cantidad de cianuro equivalente a un sobre de azúcar se puede acabar con la vida de 200 personas.

No hay que olvidarse de la Ricina. las semillas de ricino son venenosas al contener una toxina llamada RCA que con tan solo un miligramo puede matar a una persona adulta. En 1978 el disidente búlgaro Georgi Markov murió a los cuatro días de ser atacado por un hombre con un paraguas, en el que escondía una pistola de aire comprimido con la que le disparó un proyectil de ricina. El perdigón no lo mató, pero sí el veneno, puesto que no existe antídoto.

Hay que hacer referencia al Polonio, un veneno radiactivo, del que poco habíamos oído hablar hasta el caso el ex espía ruso Alexander Litvinenko, antiguo miembro de los servicios de inteligencia rusos que fue envenenado en un hotel en pleno centro de Londres con polonio 210. Durante semanas estuvo ingresado sin que se pudiera hacer nada por él. El Polonio fue el primer elemento descubierto por Marie y Pierre Curie y es un material radiactivo que se produce de forma natural en bajas concentraciones en la corteza terrestre, por lo que es muy difícil de conseguir. Una vez ingerido, es muy difícil detectar su presencia en el organismo a tiempo, antes de que comience a causar daños en los tejidos, pues se extiende muy rápido.

Por último, esta la Tetrodoxina una sustancia que se encuentra en algunos animales marinos, el mas conocido de ellos el pez globo, capaz de matar en cuestión de minutos al producir insensibilidad nerviosa y parálisis muscular.

Si quieres saber más sobre venenos y descubrir quién fue el Asesino del Tylenol, te esperamos en el último capítulo de Sucesología, al que puedes acceder desde aquí.

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