El miedo no impide tener fuerzas para luchar contra el cáncer.
Juani sólo pensaba en sus dos hijos pequeños, de dos y seis años, que se habían quedado en casa a cargo de su hermana. Sus lágrimas y las de su marido sólo escondían un sentimiento: miedo. Realmente, la palabra cáncer asusta. Pero esas lágrimas iban a durar muy poco, porque en aquel verano de 1996 comenzaba una dura batalla, y no estaba dispuesta a rendirse.
“Estuve quince días en el hospital sin saber lo que podía tener” recuerda Juani de aquellos primeros momentos. Cuando pasó ese tiempo, el médico no se anduvo con rodeos y le dijo que tenía que someterse a un tratamiento contra el cáncer. Ella, a pesar del miedo, siempre le agradeció que se lo dijese directamente; “yo pienso que estas cosas hay que enfrentarse a ellas de cara”, comenta Juani. En cualquier caso, reconoce que tuvo suerte; el cáncer había dado la cara enseguida, no tenía ningún síntoma y, además, el pronóstico era esperanzador, pues a pesar de ser un cáncer linfático, llamado enfermedad de Hodgkin, no era grave.
Entre guardárselo como algo personal y decirlo sin miedo, eligió la segundo opción, y pronto todos sus familiares y amigos conocían su situación. “Parece que no, pero las palmaditas en la espalda que me daba la gente me ayudaron mucho, y la verdad que lo agradecí”, nos comenta Juani. En parte, se dio cuenta de que era más difícil para la gente que tenía alrededor que para ella misma, pero el hecho de que estuvieran ahí para darle ánimos le ayudó mucho a superar su propio miedo durante los seis meses que duró la quimioterapia. “Yo sé que hubo llantos en casa, pero cuando yo llegué no me lo demostraron”, dice refiriéndose a su familia.
Hace ya casi ocho años que libró aquella batalla por la vida, pero el recuerdo aún está fresco en su memoria, como si hubiese ocurrido ayer mismo. “No te vuelves una balsa de aceite, como si lo tuvieses que vivir todo en positivo, pero te cambia, a lo mejor, el concepto de la vida en términos más generales”, señala Juani y, por eso, ella continúa viviendo las cosas cotidianas igual que antes de pasar por esto. Confiesa, no obstante, que su enfermedad le sirvió para darse cuenta de que el ser humano no es tan fuerte como parece; que dentro de un mundo, donde creemos controlarlo y dominarlo todo, existe la fragilidad. También decidió que debía vivir todas las oportunidades que se le presentaran en cuanto apareciesen. “No me espero, no me pongo excusas, lo hago”, cuenta Juani. Por eso, desterró de su vida esas excusas que antes le llevaban a pensar exclusivamente en el futuro, y comenzó a vivir el día a día y a disfrutar de sus hijos todo lo que pudiera.
Juana M. Mora logró superar aquel cáncer, aunque cada año debe ir a revisión, y el alta definitiva no se la darán hasta dentro de dos años. Para ella, su enfermedad fue una manera de luchar por la vida, y a la vez, de enfrentarse al día a día. “En nuestra sociedad, lo tenemos todo cubierto, no tenemos necesidades vitales, y esta enfermedad te enfrenta un poco a todo eso, le da un toque a la vida para que la vivamos un poco más”, reflexiona Juani. Al final, todo salió bien, pero, desde luego, esta experiencia no dejo indiferente a esta mujer. Tampoco le cambió la vida, solamente, le entraron ganas de vivirla.
El cáncer es la segunda causa de muerte y representa, además, una cuarta parte de las enfermedades que se sufren en la Unión Europea. Más alarmantes son las previsiones que, como nos informa Alfredo Rizo, oncólogo del hospital de San Juan, apuntan que a lo largo del siglo XXI una de cada tres personas padecerá algún tipo de cáncer durante su vida; “serán una de cada dos si nos referimos a los hombres”, concreta el Dr. Rizo.
A pesar de que el número de cánceres diagnosticados se esté incrementando, el nivel de mortalidad está, paradójicamente, disminuyendo. El motivo, aún no está muy claro; “puede deberse a las mejoras en la medicación o, más probablemente, a que gran parte de ellos son diagnósticos precoces, más fáciles de curar”, nos explica Alfredo Rizo. Esto último también lleva consigo el hecho de que cada vez, se diagnostiquen en personas más jóvenes. En cualquier caso, el hecho de que puedan comenzar a tratarse pronto los hace menos peligrosos.
No obstante, los avances en fármacos para combatir esta enfermedad son muy pequeños. La mejora viene, más bien, de cómo se utilizan y combinan esos fármacos durante los tratamientos.
Los cánceres más comunes, como señala el Dr. Rizo, entre los hombres son de pulmón, de colon y de próstata. Entre las mujeres, es el de mama. Sin embargo, se prevé que en unos años, si el ritmo de vida continúa igual que ahora y el consumo de tabaco no se reduce, el cáncer más común entre mujeres, al igual que lo es ahora entre los hombres, sea el de pulmón.
Entre guardárselo como algo personal y decirlo sin miedo, eligió la segundo opción, y pronto todos sus familiares y amigos conocían su situación. “Parece que no, pero las palmaditas en la espalda que me daba la gente me ayudaron mucho, y la verdad que lo agradecí”, nos comenta Juani. En parte, se dio cuenta de que era más difícil para la gente que tenía alrededor que para ella misma, pero el hecho de que estuvieran ahí para darle ánimos le ayudó mucho a superar su propio miedo durante los seis meses que duró la quimioterapia. “Yo sé que hubo llantos en casa, pero cuando yo llegué no me lo demostraron”, dice refiriéndose a su familia.
Hace ya casi ocho años que libró aquella batalla por la vida, pero el recuerdo aún está fresco en su memoria, como si hubiese ocurrido ayer mismo. “No te vuelves una balsa de aceite, como si lo tuvieses que vivir todo en positivo, pero te cambia, a lo mejor, el concepto de la vida en términos más generales”, señala Juani y, por eso, ella continúa viviendo las cosas cotidianas igual que antes de pasar por esto. Confiesa, no obstante, que su enfermedad le sirvió para darse cuenta de que el ser humano no es tan fuerte como parece; que dentro de un mundo, donde creemos controlarlo y dominarlo todo, existe la fragilidad. También decidió que debía vivir todas las oportunidades que se le presentaran en cuanto apareciesen. “No me espero, no me pongo excusas, lo hago”, cuenta Juani. Por eso, desterró de su vida esas excusas que antes le llevaban a pensar exclusivamente en el futuro, y comenzó a vivir el día a día y a disfrutar de sus hijos todo lo que pudiera.
Juana M. Mora logró superar aquel cáncer, aunque cada año debe ir a revisión, y el alta definitiva no se la darán hasta dentro de dos años. Para ella, su enfermedad fue una manera de luchar por la vida, y a la vez, de enfrentarse al día a día. “En nuestra sociedad, lo tenemos todo cubierto, no tenemos necesidades vitales, y esta enfermedad te enfrenta un poco a todo eso, le da un toque a la vida para que la vivamos un poco más”, reflexiona Juani. Al final, todo salió bien, pero, desde luego, esta experiencia no dejo indiferente a esta mujer. Tampoco le cambió la vida, solamente, le entraron ganas de vivirla.
El cáncer es la segunda causa de muerte y representa, además, una cuarta parte de las enfermedades que se sufren en la Unión Europea. Más alarmantes son las previsiones que, como nos informa Alfredo Rizo, oncólogo del hospital de San Juan, apuntan que a lo largo del siglo XXI una de cada tres personas padecerá algún tipo de cáncer durante su vida; “serán una de cada dos si nos referimos a los hombres”, concreta el Dr. Rizo.
A pesar de que el número de cánceres diagnosticados se esté incrementando, el nivel de mortalidad está, paradójicamente, disminuyendo. El motivo, aún no está muy claro; “puede deberse a las mejoras en la medicación o, más probablemente, a que gran parte de ellos son diagnósticos precoces, más fáciles de curar”, nos explica Alfredo Rizo. Esto último también lleva consigo el hecho de que cada vez, se diagnostiquen en personas más jóvenes. En cualquier caso, el hecho de que puedan comenzar a tratarse pronto los hace menos peligrosos.
No obstante, los avances en fármacos para combatir esta enfermedad son muy pequeños. La mejora viene, más bien, de cómo se utilizan y combinan esos fármacos durante los tratamientos.
Los cánceres más comunes, como señala el Dr. Rizo, entre los hombres son de pulmón, de colon y de próstata. Entre las mujeres, es el de mama. Sin embargo, se prevé que en unos años, si el ritmo de vida continúa igual que ahora y el consumo de tabaco no se reduce, el cáncer más común entre mujeres, al igual que lo es ahora entre los hombres, sea el de pulmón.
En fin, no dejas de asombrarme. Tratas temas espinosos como este con una delicadeza que hace que te parezan cosas normales. Lejos del morbo o del miedo, se abre paso la esperanza.
ResponderEliminarFelicidades por saber y por querer usar la pluma así. Felicita también a la protagonista de tu historia, toda una heroína anónima.
Plas!, plas!, plas! ..... (Eso tan raro son aplausos). Un artículo muy bien tratado y redactado. No me puedo creer que sólo seas estudiante.
ResponderEliminarUn pajarito me dijo que este artículo era "duro". Probablemente lo que es duro es enfrentarse a una realidad que no nos interesa ver porque nos recuerda que somos seres mortales y que tenemos limitaciones que no podemos salvar.
ResponderEliminarEnhorabuena por afrontar este tema que a veces se tapa como un "tabú" insalvable, sobre todo desde una perspectiva de esperanza.
Felicidades.
Hola Efecto Mariposa... andaba por ahí, revoloteando por la blogosfera y he vuelto a llegar aquí. Me alegro que continúes la bitácora que empezaste con motivo de aquella lejana jornada. El artículo, además, me parece bastante bueno. Te felicito.
ResponderEliminarAlgunos consejos: como tus artículos suelen ser muy largos, podías utilizar más a menudo el color ese azul para destacar algún aspecto concreto(tipo los ladillos de los periódicos; "trozea" la información cuando sea mucha o muy densa); dos, cuéntanos cosas con fotos: si una imagen vale más que mil palabras, por qué no nos enseñas quién es Juani?; y tres, en Internet y el periodismo digital existe un milagro que se llama hipertexto (señala "enfermedad de Hodgkin" y pon un vínculo a alguna página que ofrezca más información); tienes que procurar dar acceso a todas tus fuentes públicas por si cualquiera quiere saber más del tema. Por lo demás, insisto, felicidades por la bitácora y el artículo.
Todos, lo creamos o no, llevamos la enferdad. La forma de llevarla es diferente en cada persona. Lastima que no todos luchen de la misma forma. El poder psicologico es enorme,lastima que no sepamos aprovecharlo.
ResponderEliminarCuando te dicen que padeces cáncer el mundo se te viene encima, cuando te operan y te dan esperanzas, te comerías el mundo, luego hay un percance y te vuelven a operar, empiezas a dudar, y cuando crees que todo esta solucionado sale otro tumor. En este momento estoy en fase de la quimioterapia y estoy tan hundida que ya dudo volver a tener esa fuerza que tenía. Tendré que reflexionar y espero volver a coger al toro por los cuernos. Alfredo Rizo ayuda.
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