Entonces aparecen las quejas, las lágrimas y el odio hacia la propia vida; cuando, en realidad, todo eso no sirve de nada.
¿Alguien se levanta? ¿Alguien da media vuelta y camina en dirección contraria? No, nadie lo hace, porque la sociedadlo consideraría un loco, y lo más importante es estar insertado en la sociedad, es ser una persona comprendida y querida... o no.
Yo admiro a esos locos, a los que son capaces de romper las normas de la normalidad - valga la redundancia - y caminar en sentido contrario; los que no dudan en mirar a la gente a los ojos y sonreír ante los desaires de la vida; los que viven un sueño que convierten en realidad.
Porque a todo el mundo le gustaría levantarse una mañana y saber que su sueño nunca se romperá.
Porque a todos nos gustaría ser locos, pero no nos atrevemos a serlo.
Nos limitamos a soñar, a escondidas, cuando las miradas se apartan de nosotros.
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A ver qué me dices, eh? ¡Todo tuyo!